eran tan delgados cada vez que iban por la ciudad
que podían rodearse con los brazos / y el frío o la dicha /
o una mezcla de las dos cosas / ponía rubor en las mejillas
/
para los vecinos sonreían o temblaban / o las dos cosas /
creyéndose suspendidos en el universo antes del atardecer /
mucho antes de verse empujados a preguntar: si no existe
más que este momento / entonces qué hacer con esa calle
y esos brazos que cada uno siente ahora largos hasta
la desmesura o la desesperación.