viernes, 17 de diciembre de 2010

MIS ÚLTIMAS PALABRAS

A Gonzalo Meza Allende

No habrá de ser tan ominoso finalmente
Ni tan despreciable
Si mi abuelo y mi bisabuelo lo hicieron
Y la hermana de mi abuelo
Y la hermana de mi madre
Y mi padre y mi madre no
Pero como si lo hubieran hecho.
A nadie habrá de importarle demasiado
Puedo imaginar perfectamente
Sus rostros cariacontencidos
Y sus murmullos que hablan
En voz baja de asuntos más profundos
Los que amaron a mi abuelo
Y quienes festejaron su muerte
Altas autoridades de este pobre país
Puedo verlos claramente
A esta hora de la que será mi última noche
Todos sincronizados en el ritual
De despedida de los muertos
Al tiempo que mi primo pionero
Como yo en la Cuba de los setenta
Se lo jala y se lo toma todo
Hasta perder el sentido.
Discúlpenme si pierdo el hilo
Decía que no habrá de ser tan oprobioso
Encontrarán mi cuerpo dos días después
Y lo pondrán en la urna pensando
En el modo de deshacerse de mí
Llegados a un punto en que nadie o casi
Es lo que era o lo que dijo que sería
Me veo rodeado por la corte
De asesinos y traidores que dictan
Su sentencia y apuntan
Con el pulgar hacia abajo
Llegados a este punto cuando
El miserable y el lobo se han apoderado
De todas las buenas intenciones
De todas aquellas bellas palabras
Pronunciadas en medio de la fiesta
Cuando nadie responde el teléfono
Y algunos nos hemos convertido
En algo incómodo para los cortesanos.
Más temprano que tarde sabrán
Que hice lo que pude
Y serán mis últimos gestos
Una lección moral
Que castigará la cobardía
Y la traición.