domingo, 31 de diciembre de 2006

Hombre Muerto 133

Lo primero que hice fue caminar
Más de seiscientos kilómetros ida y vuelta
Por el cuarto de cocina que no tiene
Más de seis o siete metros de largo
Me detuve sólo para rellenar
El vaso con el vino que salí
A comprar para él apenas colgué
El teléfono hasta vaciar la botella
Me miraban a la orilla del camino
Mujeres de delantales blancos
Hombres que pasaban montados
En sus bicicletas en sentido contrario
Me miraban los vecinos y mis hijos
Estáticos y mudos bajo el dintel
En el kilómetro seiscientos setenta vi
Las primeras luces
Que no eran faroles sino velas
Alrededor de su ataúd frío
Y no paré hasta llegar junto a la puerta
Que movía el viento como si fuera su madre
Lo segundo que hice fue acercarme
De puntillas y poner el vaso vacío
Sobre su pecho cerrar los ojos decirle
Que venía a despedirme aunque
No pudiera escucharme siquiera
Que venía a despedirme que me dejara
Llorar junto a su hermoso cadáver
Lo tercero es este absurdo poema.

1 comentario:

Fontana dijo...

Todavía no te había dicho que este poema es buenísimo.